lunes, 29 de marzo de 2010

Mario Benedetti

La mendiga


La mendiga bajaba siempre a la misma hora y se situaba en el mismo tramo de la escalinata, con la misma enigmática expresión de filósofo del siglo diecinueve. Como era habitual, colocaba frente a ella su paltillo de porcelana de Sèvres pero no pedía nada a los viandantes. Tampoco tocaba quena ni violín, o sea que no desafinaba brutalmente como los otros mendigos de la zona.

A veces abría su bolsón de lona remendada y extraía algún libro de Hölderlin o de Kierkegaard o de Hegel y se concentraba en su lectura sin gafas.

Curiosamente, los billetes y hasta algún cheque al portador, no se sabe si en reconocimiento a su afinado silencio o sencillamente porque comprendían que la pobre se había equivocado de época.

Extraído del capítulo "Del faro y otras sombras", de "La vida ese paréntesis".


1 comentario:

Claudia dijo...

Fntastico e indimenticabile Mario Benedetti.
Grazie Tania! bellissimo il tuo spazio " MI RINCÓN " veramente bello. Ciao